
Sobre la Esquizofrenia
La esquizofrenia es una enfermedad mental que se caracteriza por un
conjunto de síntomas que afectan al funcionamiento psicológico de la persona y
a su contacto con la realidad. Aunque tiene una base biológica, las
causas no son totalmente conocidas.
Se trata de una enfermedad crónica aunque esto no significa que haya un
deterioro progresivo o una evolución negativa. Es una enfermedad crónica
como lo son la diabetes o la hipertensión; trastornos que no cuentan por el
momento con posibilidades de curación, pero que, con el adecuado tratamiento y
apoyo, pueden permitir llevar una vida normalizada y autónoma.
Sintomatología
Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en dos grupos: positivos y
negativos. Llamamos positivos a los que, haciendo una comparación con alguien
que no tiene esquizofrenia, suponen un exceso de algo, y negativos a los que se
manifiestan en forma de carencia.
Es importante recordar lo que en otras enfermedades se hace evidente:
los síntomas pueden, en mayor o menor medida, controlarse. A nadie se le ocurre
pensar que una persona con hipertensión esté todo el día por los suelos con
ataques, ni que tenga que estar sentada en casa sin moverse. Lógicamente, si
fuma dos paquetes diarios, bebe alcohol, no hace ejercicio… tendrá más
posibilidades de estar mal. Si se cuida podrá hacer una vida normal, con
cuidados y limitaciones, pero normal.
1. Síntomas Positivos
Los síntomas positivos afectan:
·
Al pensamiento:
Se concretan en los
delirios. Su origen es doble: por un lado, aparece un exceso de las sustancias
cerebrales implicadas en el estado de alerta. Por otro, la experiencia de la
esquizofrenia es tan extraña, que la persona pierde los referentes habituales para
explicar la realidad. Los delirios son explicaciones alternativas de la
realidad.
Para la persona que
lo vive, su explicación es tan válida como cualquier otra; por eso los delirios
provocan un gran malestar. Para el que lo ve desde fuera, es difícil de
comprender, estas creencias se ven como disparatadas, y tratan de convencer a
la persona de que sus interpretaciones son absurdas.
Delirio de persecución: La persona se
siente perseguida o espiada. Cree que hay una conspiración contra ella.
Delirio de referencia: Los acontecimientos
adquieren un sentido negativo en referencia a uno mismo. Por ejemplo, siente
que el periódico o la televisión emiten mensajes dirigidos a él, o sospecha que
la gente habla y se ríe de él, le insulta...
Delirio de difusión: La persona siente
que sus pensamientos son difundidos hacia el mundo exterior, de tal forma que
los demás pueden escucharlos.
Delirio de inserción: Sensación de que
alguien está introduciendo pensamientos en nuestra mente.
Delirio de robo: Sensación de que nos roban los
pensamientos.
Delirio de control: Creencia de que los
pensamientos, sentimientos o acciones no son los nuestros, sino que han sido
impuestos por una fuerza extraña. Intensa sensación de estar bajo control.
Delirio de grandeza: La persona cree que
tiene poderes o habilidades especiales. Piensa que es un personaje famoso o que
tiene la misión de salvar al mundo.
Delirio de tipo religioso: Se puede combinar
con el delirio de grandeza. Debe estar fuera de lo que se considera normal para
el contexto social y religioso de la persona: por ejemplo, creer que uno es
hijo de Dios.
Delirio celo típico o erotomaníaco: La persona está convencida de que su pareja le engaña, ve señales lo
confirman por todas partes. O siente que hay un personaje famoso enamorado de
él/ella, o que todos las personas del sexo opuesto se sienten atraídas hacia
el/ella.
Está alterado el
proceso del pensamiento, y esto se refleja en el lenguaje.
Descarrilamiento: Las ideas cambian de un tema a otro sin relación.
Circunstancialidad: La persona da gran cantidad de detalles irrelevantes que la desvían del
hilo principal de lo que está diciendo, aunque es capaz de retomar ese hilo.
Tangencialidad: La persona da una respuesta que no tiene nada que ver con la pregunta
que se le ha planteado.
Incoherencia: Discurso incomprensible por múltiples motivos: las palabras parecen
escogidas al azar, se eliminan las conjunciones, las palabras y frases están
unidas sin ninguna coherencia.
Ilogicalidad: Se llega a una conclusión errónea, bien porque las premisas utilizadas
para llegar a dicha conclusión son falsas, o bien porque la combinación de
premisas es errónea.
Distraibilidad: La persona deja de hablar en medio de una frase y cambia de tema o se
queda callada porque algún estímulo externo la distrae.
Asociaciones fonéticas: La elección de las palabras está determinada por sus sonidos: Rojo-Cojo.
Blanco-manco.
Taquilalia: La persona habla muy deprisa.
Son las alucinaciones.
En ellas, la persona percibe algo cuando no hay objeto: ve sin que haya nada,
oye voces sin que nadie hable, etc.
Alucinaciones auditivas: Pueden ser desde sonidos simples (ruidos, canto de pájaros, aullidos…)
hasta voces. Las voces pueden ser agradables o desagradables para la persona,
darle órdenes, insultarla, comentar sus acciones en voz alta...
Alucinaciones visuales: La persona ve formas o personas que en realidad no están presentes.
Alucinaciones táctiles: Hormigueo, quemazón, sensaciones eléctricas...
Alucinaciones olfativas y gustativas: la persona percibe olores que no existen, y éstos suelen ser
desagradables, como podredumbre. También puede notar un sabor extraño o a
veneno en la comida.
Alucinaciones cenestésicas: sensaciones de cambio corporal, sensaciones extrañas procedentes del
propio cuerpo, sensación de presión o daño en alguna parte del mismo.
Comportamientos
extraños (a menudo relacionados con las alucinaciones y los delirios) en el
vestido y la apariencia, la conducta social y sexual, agresividad, agitación,
conducta repetitiva o estereotipada. Por ejemplo, vemos a la persona hablando
sola porque está dialogando con las voces, o sale a la calle con cuatro
camisetas y dos abrigos para protegerse. Las voces le incitan a agredir a
alguien, o lo hace porque cree que se está defendiendo de algo. Quizá la
persona realiza siempre la misma conducta porque le atribuye un significado
simbólico y siente que si no lo hace, le sucederá algo terrible a él o a un ser
querido.
Ø La persona queda
sumida en una vivienda extremadamente confusa. Su mente genera pensamientos y
estímulos suplementarios. Amalgama entre lo real y lo imaginado.
Ø El desajuste es tan
intenso que suele requerir ingreso hospitalario. La medicación actúa
principalmente sobre la sintomatología positiva, haciéndola desaparecer
mayoritariamente.
2. Síntomas Negativos
Los síntomas
negativos pueden afectar al pensamiento y las capacidades cognitivas, al
comportamiento o a la afectividad.
- Pensamiento y capacidades
cognitivas
Pobreza en lenguaje: Las respuestas a las preguntas son breves, monosilábicas o inexistentes.
Disminuye considerablemente el número de palabras que la persona emplea al
hablar.
Pobreza en el contenido del lenguaje: El número de palabras es adecuado, pero no expresa nada, o la persona
siente que ha perdido vocabulario y le cuesta expresarse.
Bloqueo: Se interrumpe bruscamente el discurso. Después de unos segundos en
silencio, la persona dice que no recuerda lo que estaba diciendo.
Latencia de respuesta aumentada: La persona tarda mucho tiempo en responder a las preguntas, porque le
cuesta comenzar a hablar o construir una respuesta adecuada
- Comportamiento
Es frecuente que
aparezcan la abulia y la apatía: la persona siente que le faltan la energía, el
impulso para hacer cosas, el interés por lo que antes le motivaba. Se
manifiesta en los siguientes aspectos:
Aseo e higiene: La persona muestra menos atención de lo normal a la higiene y el aseo.
Puede presentar una apariencia descuidada y desaliñada.
Falta de persistencia: La persona permanece en casa sin realizar ningún tipo de actividad, o
inicia una serie de actividades pero le cuesta mantener la constancia.
Inercia: A la persona le resulta muy difícil iniciar una actividad de manera
espontanea.
Otros: Disminución del interés por las relaciones sociales.
- Afectividad
Anhedonia: dificultad para experimentar interés o placer.
Pobreza afectiva: empobrecimiento de la expresión de emociones y sentimientos, que puede
manifestarse en:
Expresión facial inmutable: la expresividad facial está reducida.
Movimientos espontaneos: disminuidos y escasez de expresión corporal
Escaso contacto visual
Ausencia o déficit de expresiones
vocales al hablar
- Consecuencias de los síntomas
negativos
Ø La persona tiene
pocos intereses o hobbies. Le cuesta implicarse en una actividad y disfrutar de
su tiempo de ocio.
Ø Hay dificultades
para crear o mantener relaciones emocionales y/o de amistad. A veces por la
persistencia de los síntomas negativos y a veces por el temor al rechazo, la
persona pierde el contacto con sus antiguas amistades y sólo se relaciona con
la familia.
Curso y Pronostico
El inicio del
trastorno puede ser brusco o insidioso. Hay una fase prodrómica caracterizada
por un lento y gradual desarrollo de los síntomas y signos.
Son factores de un
mejor pronóstico: inicio tardío de los síntomas, inicio brusco de la
enfermedad, género femenino, buen apoyo socio-comunitario, mayor nivel de
estudios, menor deterioro cognitivo, signos y síntomas negativos poco
destacados.
Fases de la
Enfermedad
Una vez que aparece
la enfermedad, pueden darse las siguientes fases: prodrómica, de crisis y
residual.
Fase prodrómica
Abarca el período
anterior a una crisis. Sobre una situación más o menos estable, el paciente
comienza a experimentar cambios en su estado de ánimo, en su conducta, en su
actividad,… además, puede haber un aumento de sus síntomas previos o, incluso,
aparecer otros nuevos.
Uno de los cambios
más habituales es el que se produce en el sueño: comienza a dormir menos, puede
pasar las noches muy inquieto, andando de un lado para otro tanto fuera como
dentro de casa.
Es importante que
cada usuario aprenda a reconocer los síntomas que manifiesta en esta fase. Un
síntoma de aviso es aquel que aparece antes de una recaída. Puede ser un
síntoma específico o un empeoramiento de un síntoma persistente. No todo el
mundo tiene los mismos síntomas; en general son identificables porque suponen
un cambio en el nivel de actuación previo de la persona.
Fase activa (crisis)
Predominan los
síntomas positivos, con un nivel alto de actividad. Habitualmente requiere
tratamiento hospitalario para su manejo. La aparición de esta fase activa o
brote puede prevenirse en gran medida manteniendo ciertos factores de
protección tales como la toma regular de la medicación, el contacto habitual
con el psiquiatra, el control de los síntomas de aviso, buenas habilidades de
afrontamiento de estrés o una nutrida red de apoyo social y familiar.
Por otro lado
existen factores de riesgo que pueden desencadenar una crisis de no modificarse.
El más importante es el abandono de la medicación, sin embargo existen muchos
otros entre los que podemos destacar el consumo de tóxicos, el aislamiento
social, acontecimientos vitales estresantes o una ausencia de conciencia de la
enfermedad y sus síntomas de aviso.
Fase residual
Embotamiento
afectivo y deterioro de la actividad. Predominio de síntomas negativos. Pueden
persistir algunos positivos, pero ya no se acompañan de una vivencia afectiva
intensa.
Los síntomas
persistentes son aquellos que se tienen más o menos casi todo el tiempo y que
la medicación no consigue eliminar.
Cuando estos
síntomas son severos interfieren en la vida diaria; sin embargo, incluso los
peores síntomas persistentes se pueden mejorar o desaparecer con el tiempo si
se usan técnicas de afrontamiento adecuadas.
Diagnostico
“El uso de una
etiqueta diagnóstica es necesario para poner al menos una primera base que
iguale el lenguaje de todos los profesionales, pero el profesional no puede
quedarse en esta etiqueta como todo diagnóstico1”
El diagnóstico de
esquizofrenia tiene utilidad en cuanto al tratamiento farmacológico, pero ya
hemos visto que existe una gran variabilidad entre las personas y ésta se
manifiesta de formas muy distintas. De hecho, algunos autores hablan de esquizofrenias
para resaltar esa idea de la variabilidad.
Igual que sucede
con otras enfermedades, el diagnóstico se realiza según unos criterios
clínicos, que se confirman mediante la realización de una serie de pruebas para
verificar que están presentes y descartar otras enfermedades: información
proporcionada por el paciente y los familiares, pruebas neurológicas...
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